APUNTES SUELTOS.
No podemos dejar de destacar las repentinizaciones de Wicky y sus gambetas furibundas que hicieron estragos mientras duraron. No duraron mucho.
Y por otro lado el lenguaje soez y matrero de Karlo Lottersberger cuando su equipo iba perdiendo cuatro a tres. Iván la Araña Peluda, por el contrario, gritaba cansino apoyado en un poste de su arco “vamos que tenemos que empatar”, ni para poner signo de admiración le quedaba fuerza ya.
Alejandro Farías por su parte corrió como loco, amenazaron mandarlo de acompañante de Charly, y fue el único que arrojo lejos su casaca y jugo en cueros. Actitud que ofendió el pudor de las niñas que vivaban desde las tribunas.
No podemos dejar de destacar las repentinizaciones de Wicky y sus gambetas furibundas que hicieron estragos mientras duraron. No duraron mucho.
Y por otro lado el lenguaje soez y matrero de Karlo Lottersberger cuando su equipo iba perdiendo cuatro a tres. Iván la Araña Peluda, por el contrario, gritaba cansino apoyado en un poste de su arco “vamos que tenemos que empatar”, ni para poner signo de admiración le quedaba fuerza ya.
Alejandro Farías por su parte corrió como loco, amenazaron mandarlo de acompañante de Charly, y fue el único que arrojo lejos su casaca y jugo en cueros. Actitud que ofendió el pudor de las niñas que vivaban desde las tribunas.
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